El libro es considerado
universalmente canónico en su original hebreo,
única versión aceptada por los judíos; las adiciones posteriores en griego
son consideradas deuterocanónicas para los católicos y
ortodoxos, y apócrifas para los protestantes.
Como en muchos otros casos de libros de este período, el
autor del Libro de Ester permanece desconocido, aunque la tradición
suele atribuirlo al profeta Esdras. Su estilo es moderno (del tiempo de los Macabeos)
y un verdadero erudito en los asuntos históricos del pueblo al que pertenece.
Está muy bien documentado y no comete errores históricos.
En este libro bíblico se menciona a:
Gran Rey
de Persia,
unánimemente identificado con el histórico Jerjes I.
Este rey gobernaba desde la India hasta Etiopía sobre 127 provincias (Est 1:1). Asuero
proclamó reina a Ester en lugar de la reina Vasti, que se había negado a salir
para mostrarle su hermosura "a los pueblos y a los príncipes" (Est
1:11) pues la Biblia dice que Vasti "era hermosa de aspecto"
(Est 1:11).
era "hijo de Yaír, hijo de Semeí,
hijo de Quis, de la tribu de Benjamín" (Est 2:5). La Biblia
menciona en Ester 2:7 que "había criado a Hadasá, que es Ester, hija de su
tío, porque no tenía padre ni madre; y era moza de hermosa forma y de buen
parecer; y como su padre y su madre murieron, Mardoqueo la había tomado por
hija suya."
Ester
era "hija de Abihail, tío de
Mardoqueo" (Est 2:15). Habiendo quedado huérfana de sus padres, su primo
Mardoqueo la adoptó y crió como si fuera hija suya. Era "moza de hermosa
forma y de buen parecer" (Est 2:7). Su nombre hebreo era Hadasá (que
significa mirto)
pero le fue cambiado a Ester que es de origen babilónico
y significa ‘estrella’. Fue proclamada reina en lugar de la reina Vasti pues
ganaba "la gracia de todos los que la veían" (Est 2:15).
Amán
era "hijo de Hamdathá, del país de
Agag" (Est 3:1). El rey Asuero le elevó al poder y le dio un puesto por
encima de todos sus otros sevidores. Amán comenzó a odiar a Mardoqueo porque
éste no se arrodillaba ni se inclinaba ante él, tal y como "lo había
mandado el rey" (Est 3:2). Por eso fue que procuró destruir a los judíos,
sin saber (y eso sería la causa final de su perdición) que la propia reina
Ester era judía. Amán también es descendiente de Agag, Rey de Amalec, quien fue
asesinado por Samuel, quien era sacerdote judío (1 Samuel 15:33). Desde
entonces, los descendientes de el Rey Agag se comprometieron en aniquilar a
todos los judíos.
El libro de Ester contiene una de las más emocionantes
escenas de la Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la
reina Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella,
confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo
cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos,
comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. En un banquete, Ester
descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los
suyos contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado
en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue
autorizado a vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de
Amán, debía ser aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz
acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las
Suertes).
El texto masorético que hoy tenemos en la Biblia
hebrea, sólo contiene 10 capítulos, y es más corto que el originario, debido a
que la Sinagoga omitió ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta de Purim,
en que se leía este libro al pueblo, tomó carácter mundano. San Jerónimo añadió
los últimos capítulos (10, 4-16, 24), que contienen los trozos que se
encuentran en la versión griega de Teodoción, pero faltan en la forma actual
del texto hebreo.
El carácter histórico del libro siempre ha sido
reconocido, tanto por la tradición judaica, como por la cristiana. Un hecho
manifiesto nos muestra la historicidad del libro, y es la existencia de la
mencionada fiesta de Purim, que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin
embargo, han surgido no pocos exégetas, sobre todo acatólicos, que relegan el
libro de Ester a la categoría de los libros didácticos o le atribuyen solamente
un carácter histórico en sentido lato. Es éste un punto que debe estudiarse a
la luz de las normas trazadas en la Encíclica "Divino Afflante
Spiritu". Hasta aclararse la cuestión damos preferencia a la opinión
tradicional.
En cuanto al tiempo de la composición se deciden
algunos por la época de Jerjes I (485-465 a. C.), otros por el tiempo de los Macabeos.
La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada.
El Concilio de Trento ha definido también la canonicidad de la segunda parte
del libro de Ester (cap. 10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24), mientras los judíos
y protestantes conservan solamente la primera parte en su canon de libros
sagrados.
Los santos Padres ven en Ester, que intercedió por su
pueblo, una figura de la Santísima Virgen María, auxilium christianorum. Lo que
Ester fue para su pueblo por disposición de Dios, lo es María para el pueblo
cristiano.
Fuente: http://es.wikipedia.org
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