El
Libro de los Jueces contiene la historia del periodo transcurrido entre la
muerte de Josué y la judicatura de Samuel, o sea, hasta la implantación de la
monarquía.
Llámase
Libro de los Jueces porque sus protagonistas desempeñaban el cargo de jueces,
que era idéntico con el cargo de gobernar y reinar, pues en todo el Antiguo
Testamento juzgar es sinónimo de reinar. Fueron en realidad los caudillos del
pueblo de Israel en el periodo indicado.
Dios
solía llamarlos directamente en tiempos de suma necesidad, para que librasen a
su pueblo de sus opresores. Una vez oprimidos los enemigos, seguían
desempeñando, por regla general, las funciones de gobernantes, sea en su tribu,
sea en todo el pueblo. Por eso, antes de formular juicio u opinión sobre la conducta
de los Jueces de Israel, debemos tener muy presente que éstos fueron puestos
por Dios, como se ve en el discurso de San Pablo en la sinagoga de Antioquía de
Pisidia (Hch. 13, 20), a fin de abstenernos de condenar lo que el mismo Dios
dispuso.
El
Libro de los Jueces se divide en tres partes. En la primera (1, 1-3, 6) se
describe la situación política y religiosa que reinaba inmediatamente antes del
periodo de los Jueces; la segunda parte (3, 7-16, 31) contiene la historia de
los Jueces; la tercera (17-21) narra dos episodios que se refieren a la
idolatría de los danitas y la corrupción de los benjaminitas, y que dan
saludable idea de los extravíos de que somos capaces los hombres si nos guiamos
por nuestros propios impulsos.
No
conocemos el nombre del autor del libro. En general se cree que el profeta
Samuel le dio la forma literaria que hoy tiene.
No
es difícil establecer el tiempo de su composición. El autor da por supuesto el
comienzo de la monarquía en Israel, la cual es considerada como un gran beneficio
para el pueblo y goza todavía de gran prestigio. Todo esto prueba que el libro
fue redactado en los primeros años del reinado de Saúl.
La
enseñanza especial que deducimos del libro de los Jueces es demostrar que Dios
siempre castiga a su pueblo cuando éste se aparta de su Ley, pero le suscita un
libertador cada vez que se convierte o pide auxilio a su Dios.
No
se ha aclarado aún la cronología del libro. Si sumamos los años atribuidos a
cada Juez, salen como resultado 410 años. Ahora bien, todos los acontecimientos
transcurridos entre el Exodo de Egipto y el comienzo de la edificación del
Templo bajo Salomón abarcan 480 años. Si de esos 480 años se quitan los 410 de
los Jueces, quedan para los demás acontecimientos sólo 70 años, lo cual es
imposible. La solución de esta dificultad consiste en admitir que algunos de
los Jueces reinaron simultáneamente en diversas regiones del país.
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