El Papa en la
catequesis: como Abrahán, aprendamos a rezar con fe
En la audiencia general de esta mañana, el Papa continuó con el ciclo de
catequesis sobre la oración, dedicando su reflexión a la figura del patriarca
Abrahán, quien vivió la oración en continua fidelidad a la Palabra de Dios.
Ciudad del Vaticano
“Aprendamos de Abrahán a rezar con fe: escuchar, caminar, dialogar hasta
discutir, pero siempre dispuestos a aceptar la Palabra de Dios y a ponerla en
práctica”. Fue la invitación del Papa Francisco en la catequesis del primer
miércoles de junio. Continuando con el ciclo de catequesis sobre la oración, el
Pontífice, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, reflexionó sobre la
figura y la vocación del patriarca Abrahán, a quien Dios le habló y le pidió
que emprendiera un camino “que suena absurdo”, instándolo a “desarraigarse de
su patria” con la promesa de darle una tierra nueva y una descendencia
numerosa, “como las estrellas que salpican el cielo”.
Abrahán hombre de la Palabra
El patriarca escucha la voz de Dios, se fía de su palabra y parte. “Y con
esta partida suya nace una nueva forma de concebir la relación con Dios” –
afirma Francisco. “Abrahán es, por lo tanto, el hombre de la Palabra”:
Cuando Dios habla, el hombre se convierte en el receptor de esa Palabra y
su vida en el lugar donde esa pide encarnarse. Esta es una gran novedad en el
camino religioso del hombre: la vida del creyente comienza a concebirse como
vocación, es decir como llamada, como lugar donde se cumple una promesa; y él
se mueve en el mundo no tanto bajo el peso de un enigma, sino con la fuerza de
esa promesa, que un día se cumplirá. Y Abrahán creyó en la promesa de Dios.
Creyó y fue, sin saber a dónde iba, así dice la Carta a los Hebreos. Pero se
confió.
La fe de Abrahán se
convierte en historia
El Obispo de Roma señala que el Libro del Génesis permite descubrir cómo
Abrahán vivió la oración en continua fidelidad a esa Palabra, que Dios le
dirigía a lo largo de su camino. “Podemos decir que en la vida de Abrahán la fe
se hace historia”, afirma el Papa y agrega:
Dios ya no es más visto sólo en los fenómenos cósmicos, como un Dios lejano
que puede infundir terror. El Dios de Abrahán se convierte en "mi
Dios", el Dios de mi historia personal, que guía mis pasos, que no me
abandona; el Dios de mis días, el compañero de mis aventuras; el Dios
Providencia.
La experiencia de Dios
Siguiendo con su reflexión, Francisco, hablando sin texto escrito, invita a
cuestionarse:
Yo me pregunto y les pregunto: ¿nosotros tenemos esta experiencia de Dios?
¿El "Dios mío", el Dios que me acompaña, el Dios de mi historia
personal, el Dios que guía mis pasos, que no me abandona, el Dios de mis días?
¿Tenemos esta experiencia? Pensémoslo un poco.
A continuación, el Papa cita un texto del Memorial de Blaise Pascal en el
cual el filósofo expresa “no una reflexión intelectual que un hombre sabio
puede concebir sobre Dios, sino el sentido vivo y experimentado de su
presencia”, anotando el momento exacto de esta realidad: la tarde del 23 de
noviembre de 1654. "No el Dios abstracto o el Dios cósmico, no" -
subraya el Papa. "Es el Dios de una persona":
“Dios de Abrahán, Dios de Isaac,
Dios de Jacob, no de los filósofos y de los sabios. Certeza, certeza.
Sentimiento. Alegría. Paz. Dios de Jesucristo”
Abrahán, hombre de acción
El Santo Padre evidencia además el modo de rezar de Abrahán: rezaba también
con acciones, erigiendo altares que recordaban el paso del Señor en su vida,
signo de la cercanía y la familiaridad con Dios:
Así Abrahán se convierte en familiar de Dios, capaz también de discutir con
Él, pero siempre fiel. Habla con Dios y discute. Hasta la prueba suprema,
cuando Dios le pide que sacrifique a su propio hijo Isaac, el hijo de la vejez,
el único, el heredero. Aquí Abrahán vive su fe como un drama, como un caminar a
tientas en la noche, bajo un cielo esta vez desprovisto de estrellas. Y tantas
veces nos sucede también a nosotros, de caminar en la oscuridad, pero con la
fe. Dios mismo detendrá la mano de Abrahán ya lista para golpear, porque ha
visto su disponibilidad verdaderamente total.
Hablar con Dios como un hijo
con su papá
Finalmente, Francisco insta a aprender a rezar como Abraham, a dialogar con
Dios, incluso a discutir, como él también discutió. E insiste:
No tengamos miedo de discutir con Dios; además, diré algo que suena a
herejía. Muchas veces he escuchado a la gente decirme: "Pero sabe, me
sucedió esto y me enfadé con Dios". "¿Pero tú tuviste el valor de
enojarte con Dios?" "¡Sí, me
enojé!" Pero esta es una forma de oración, porque sólo un hijo es capaz de
enojarse con su padre y volver a encontrarse con él. (...) Con Dios, aprendamos
a hablar como un hijo con su papá; escucharlo, responder, discutir. Pero
transparente, como un hijo con su padre.
Los saludos a los fieles de
lengua española
Como de costumbre el Santo Padre saludó a los fieles de diversas lenguas
que siguen la catequesis a través de los medios de comunicación. Esta fue su
invitación a los fieles de lengua española:
“Pidamos al
Señor que nos conceda aprender a orar con la misma fe de Abrahán, que seamos
dóciles y disponibles a acoger su voluntad y a ponerla en práctica, como hijos
e hijas que confían en su providencia paterna. Que Dios los bendiga
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