Sábado santo hacia el anochecer.
Para
mejor gustar la Liturgia de la Vigilia Pascual.
La
Resurrección del Señor es la cumbre de la obra de Cristo y del año litúrgico.
La hora del comienzo sugiere que con la muerte de Cristo “algo” acaba (la
victoria del mal) y con su resurrección “otra cosa” (el reino de Cristo) ha
comenzado.
1. Liturgia de la luz. Bendición del fuego. El cirio pascual.
Cristo es
la luz del mundo. Las tinieblas del momento simbolizan la oscuridad del mundo
sin Cristo. El fuego nuevo, que es bendecido, recuerda la nueva vida que el
cuerpo de Cristo recibe con la resurrección.
El cirio se prepara. El cirio encendido va a simbolizar a Cristo resucitado. Con un punzón el sacerdote marca en él la cruz, las letras alga y omega (que son la primera y la última del alfabeto griego) y la cifra del año actual. Al mismo tiempo dice: “Cristo ayer y hoy —principio y fin —alfa —y omega.—Suyo es el tiempo —y la eternidad—. A él la gloria y el poder —por los siglos de los siglos. Amén.”
El cirio se prepara. El cirio encendido va a simbolizar a Cristo resucitado. Con un punzón el sacerdote marca en él la cruz, las letras alga y omega (que son la primera y la última del alfabeto griego) y la cifra del año actual. Al mismo tiempo dice: “Cristo ayer y hoy —principio y fin —alfa —y omega.—Suyo es el tiempo —y la eternidad—. A él la gloria y el poder —por los siglos de los siglos. Amén.”
Son
palabras que declaran a Cristo rey y culmen de la historia humana.
Los cinco
granos de incienso, que pueden ponerse en los extremos y centro de la cruz,
expresan la dignidad divina del que fue crucificado, y el valor infinito de su
sacrificio por los pecados.
El cirio encendido representa a Cristo resucitado. La iglesia, los cirios de cada fiel, todo está a oscuras; sólo el cirio, Cristo, brilla. De él solo nos viene la luz. Lo canta el sacerdote y todos se arrodillan.
El cirio encendido representa a Cristo resucitado. La iglesia, los cirios de cada fiel, todo está a oscuras; sólo el cirio, Cristo, brilla. De él solo nos viene la luz. Lo canta el sacerdote y todos se arrodillan.
Se abren
las puertas de la iglesia, que representa la Iglesia universal, entra sólo el
sacerdote con el cirio encendido, se vuelve a vitorear a Cristo nuestra luz.
Todo el mundo se postra y al levantarse los fieles encienden sus velas. En
cuanto su número lo permita, es más simbólico que las velas de cada fiel se
prendan directamente del cirio, porque simboliza mejor que nuestra fe,
participación de la vida de Cristo resucitado, se ha realizado por la unión
inmediata de cada uno con Cristo en el bautismo. Los fieles avanzan suprimiendo
las tinieblas de la iglesia; simboliza que todos y cada uno coopera a que la
Iglesia sea más luminosa y al mundo le llegue luz de Cristo.
Cuando
todos han entrado, las luces de la iglesia se encienden: la Iglesia y el mundo
está siendo iluminado.
2.-
Pregón pascual.
Todo culmina con el canto lleno
de entusiasmo. Se coloca el cirio encendido en lugar relevante. Se inciensa.
Todos tienen sus velas encendidas. El texto ensalza la victoria sobre el pecado
y los inmensos bienes que por la muerte y resurrección de Cristo nos han
llegado a los hombres.
3.- Liturgia de la Palabra.
Especialmente
importante hoy. Se prevén siete lecturas del Antiguo Testamento, aunque puedan
ser menos para evitar el excesivo cansancio de los fieles. Los fieles escuchan
sentados, apagadas las velas para evitar distracciones. En todas la Iglesia ve
la acción o la palabra que preanuncia las gracias inmensas de la redención de
Cristo: la liberación del pecado y la comunicación de la vida de Cristo
resucitado, que comienzan en el bautismo. Tras cada lectura hay un canto
responsorio meditativo para ayudar a la interiorización de la lectura. Luego
todos parados piden aquel don.
Lectura 1ª: La redención de Cristo, segunda creación, es obra más grande que la primera creación.
Lect. 2ª: El sacrificio de Abrahán, que le
ganó la promesa de una descendencia numerosa, simboliza el sacrificio de
Cristo.
Lect. 3ª: El paso y las aguas del mar Rojo
simbolizan el bautismo, que libera a los esclavos del pecado y forma un nuevo
pueblo.
Lect. 4ª: Profecía de Isaías garantizando
el amor de Dios que ama y perdona a la esposa, el pueblo de Israel, que
simboliza a la Iglesia.
Lect. 5ª: Otra profecía de Isaías que
asegura a la Iglesia un futuro maravilloso de gracia.
Lect. 6ª: Profecía de Baruc, que asegura
al nuevo Israel la luz de la sabiduría de los secretos de Dios.
Lect. 7ª: Profecía de Ezequiel que promete
un agua pura (la del bautismo y la eucaristía) para un corazón nuevo
transformado por el Espíritu.
4.
Explosión final.
Todas las velas del altar se
encienden. Se canta el Gloria con el máximo entusiasmo. Resuenan mientras tanto
todas las campanillas. Comienza la misa con el entusiasmo, fe y agradecimiento
de un pueblo que celebra el triunfo de Cristo, que es también el suyo.
5. Lect.
de Carta a Romanos.
Pablo
desarrolla los efectos del bautismo, con el que hemos muerto y resucitado con
Cristo.
Evangelio
¿Creemos o no creemos? ¿Buscamos a Jesús entre los muertos o entre los vivos?
6.
Liturgia bautismal.
Con los
siete sacramentos Cristo nos comunica los bienes que ha conseguido para
nosotros con su vida, muerte y resurrección. El primero es el bautismo, puerta
para todos los demás. El Bautismo nos une a Cristo en su muerte y resurrección,
y se muere al pecado y se resucita participando de la vida de Cristo. Por eso
hoy la misa se detiene un momento para que cada fiel reviva la grandeza de su
bautismo y se haga alegre responsable de su condición de bautizado.
6.1. Camino de la pila bautismal si está situada aparte, si van a haber bautismos se cantan las letanías de los santos. La Iglesia militante se hace presente a la triunfante, que va a recibir nuevos hijos para que sean santos.
6.2. Se bendice el agua del bautismo,
recordando el simbolismo salvador que el agua tiene en la Escritura. Al final
de la oración el sacerdote mete y saca en el agua por tres veces el cirio
encendido, símbolo de Cristo resucitado, pidiendo que el poder del Espíritu
baje a ella.
6.3. Renuncia a Satanás y profesión
de fe de los catecúmenos. Bautismos y confirmación.
6.4. Bendición del agua común, que
nos recuerda nuestro bautismo.
6.5. Los fieles renuevan las promesas
de su bautismo y su profesión de fe. La gracia del bautismo hay que mantenerla
viva. El celebrante lo recuerda mediante la aspersión a los fieles del agua
bendecida.
7. La bendición final
Tiene una
solemnidad especial con doble aleluya y es mejor cantarla con entusiasmo. Toda
la semana continúa celebrándose este domingo, no basta un día.
Fuente:http://formacionpastoralparalaicos.blogspot.com
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