miércoles, 16 de noviembre de 2011

Profetas Mayores - Daniel


El Libro de Daniel es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo, que en las biblias cristianas se ubica entre los libros de Ezequiel y Oseas.
Es el sexto de los libros proféticos y se lo incluye —por los cristianos— entre los Profetas Mayores (de los cuales es el cuarto, luego de Isaías, Jeremías y Ezequiel).
Los judíos lo excluyen de los Profetas (Nevi'im) y lo colocan entre los Escritos (Ketuvim). Varias de sus partes son deuterocanónicas y solo las incluyen las biblias católicas.
 
El libro de Daniel fue escrito en tres lenguas diferentes:
  • Hebreo: (1:1-2, 4a y 8-12);
  • Arameo: (2, 4b, 7:1-28);
  • Griego: las partes deuterocanónicas mencionadas arriba.
El origen multilingüístico del libro ha sido confirmado por el hallazgo de los Manuscritos del Mar Muerto. Esta circunstancia es muy extraña, porque se produce a través de las dos partes del libro que, en cuanto al contenido, son completamente distintas. Hasta el día de hoy nadie ha conseguido explicar esta discordancia.
La primera parte del libro narra la historia del profeta Daniel, quien según el mismo libro, vivió en Babilonia como exiliado junto con el resto del pueblo hebreo en el siglo VI a. C. En esta parte se narran las vicisitudes de Daniel y otros tres compañeros por ser fieles a Dios, al contrario de lo mandado por Nabucodonosor II, rey de los babilonios. Igualmente se narra la sabiduría de Daniel al interpretar correctamente los sueños y visiones del rey. Por último, la primera parte también narra lo sucedido con Daniel cuando los babilonios fueron conquistados por los los medos, comandados por Darío el Medo, los cuales más tarde fueron sometidos por los Persas.
La segunda parte del libro históricamente puede referirse a lo sucedido en Medio Oriente (particularmente en el territorio de Palestina) cuando la Dinastía Ptolemaica y la Dinastía Seléucida peleaban por el territorio, y cuando Antíoco IV Epífanes intentó suprimir el culto judío en Jerusalén y reemplazarlo por un culto helenista.
Existen además relatos deuterocanónicos, cuyos originales sólo se conservan en griego, por lo que no todas las iglesias las aceptan como parte del canon bíblico. Estas secciones son:
  1. La oración de Azarías.
  2. El cántico de los tres jóvenes.- el canto que entonan dentro del horno los compañeros de Daniel.
  3. La historia de Susana.
  4. Daniel y los sacerdotes de Bel.
  5. Daniel y el Dragón.
Existe una fuerte disputa en cuanto a la fecha de escritura del libro. Se niega frecuentemente la fecha que el escritor sugiere puesto que de confirmarse, tendría que reconocerse que es un libro verdaderamente profético, debido a que profetiza sobre: Alejandro Magno, Roma y Ciro entre otros, para evitar esto se le fecha en la época de los macabeos entre 167 y 164 a.C. con lo que se anulan sus profecías.
Sin embargo, su profundo conocimiento de la fecha en la que escribe, como: el hecho de haber sido durante muchos siglos, el único libro que mencionó a Belsasar, el que supiera de la costumbre no helénica de hacer Banquetes con mujeres, su descripción de la personalidad de Nabucodonosor ahora arqueológicamente confirmada, entre muchos datos más, solo disponibles para un contemporáneo del Imperio Babilónico, hace creer en la posibilidad de su escritura para el año 536 a.C. [1] Además de las referencias de su contemporáneo Ezequiel.[2]

Pese a que existe la constancia que el libro de Daniel fue incorporado al canon hebreo en el siglo segundo a.C., la teoría más aceptada es que el libro fue compuesto antes de la muerte de Antíoco IV Epífanes entre 167 y 164 a. C., lo cual genera cierto desconcierto sobre cómo el libro fue creado e inmediatamente incluido en el canon, cuando tradicionalmente todos los libros canónicos ya tenían varios siglos escritos y que, principalmente, la mayor parte de éstos fueron escritos en el exilio en Babilonia, época en la que sucedieron los hechos que relata Daniel. Por otro lado, se tiene por seguro que no hubo anexiones al libro siglos después, por el hallazgo de los Manuscritos del Mar Muerto, que no las contienen.

Por otro lado, en el Nuevo testamento, el propio Jesucristo se refiriere al Libro de Daniel (Mateo 24:15), lo cual muestra que era un libro reconocido como inspirado por Dios y canónico para los judíos. Según esto, se puede deducir también que podría haberse completado tal y como se explica en el propio libro de Daniel supuestamente cuando Daniel residía exiliado en Babilonia, alrededor del año 539 a.C. Lo interesante de Daniel es que no fue considerado como profeta (Nevi'im) por los judíos sino como escritor (Ketuvim). Aunque claramente se le menciona en Mateo 24:15 como el "profeta Daniel". En los textos se menciona la venida de un conquistador, un mesías que destruiría la corrupción de los gobiernos humanos. En Daniel 2:44 se profetiza acerca del tiempo en el que Dios establecería un Reino, o gobierno, que destruiría todos los gobiernos existentes y subsistiría hasta tiempo indefinido (para siempre)". Evidentemente, en el Nuevo Testamento el autor evangélico trata de trazar un lazo o conexión con las profecías de Daniel cuando se describe al propio Jesucristo enseñando a sus discípulos a orar pidiendo a Dios "venga tu Reino y hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario