lunes, 1 de junio de 2020

Las raíces profundas del título de María Madre de la Iglesia

Si el título de María Madre de la Iglesia tiene sus raíces en los primeros tiempos del cristianismo y ya está presente en el pensamiento de San Agustín y San León Magno, en el Credo de Nicea del 325 – y los Padres del Concilio de Éfeso (430) ya habían llamado a María "verdadera madre de Dios" – este título regresa durante el Magisterio de Benedicto XIV y León XIII.

Sin embargo, fue el Papa Pablo VI, al concluir la tercera sesión del Concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, quien declaró a la Santísima Virgen "Madre de la Iglesia, es decir, de todo el pueblo cristiano, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman la Madre más amorosa". Más tarde, en 1980, Juan Pablo II insertó la veneración de Nuestra Señora como Madre de la Iglesia en las letanías lauretanas hasta llegar al Decreto querido por el Papa Francisco quien, en la memoria litúrgica de hace un año, el 10 de junio de 2019, en un tweet más actual que nunca escribía:

“María Madre de la Iglesia ayúdanos a encomendarnos plenamente en Jesús, a creer en su amor, sobre todo en tiempos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe está llamada a madurar”

Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano


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