El Mundo de
los ángeles es esa realidad "invisible", ese mundo también creado por
Dios, que rezamos en el Credo: "Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador
del Cielo y de la Tierra, de todo lo visible e invisible."
El nombre de
"ángel" proviene del griego "mensajero". Así, los ángeles
-los ángeles buenos, los que permanecieron fieles a su Creador- son, entre
otras cosas, por cierto no la más importante: Mensajeros de Dios.
Sin embargo,
San Agustín, como lo cita el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, dice
respecto a los ángeles: "El nombre de Ángel indica su oficio, no su
naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si
preguntas por lo que hace, te diré qué es un ángel". (NC #329)
Pero antes
que su misión de Mensajeros está la de ser "servidores"
de Dios. Por eso, el Nuevo Catecismo, al definir a los ángeles acentúa la
palabra "servidores": "Con todo su ser, los ángeles son
servidores y mensajeros de Dios... son agentes de sus órdenes, atentos a la voz
de su palabra (cf. Sal 103, 20)." (NC #329)
La
existencia de los ángeles es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan
claro como la unanimidad de la Tradición de la Iglesia (NC #328). También es
una verdad de fe establecida por la Escritura y por la Tradición y claramente
expresada en la Doctrina Cristiana desde los comienzos, que el mundo
espiritual, el mundo de los ángeles, comenzó con el tiempo y fue creado por
Dios. "Dios... con Su infinito poder creó... al comienzo del tiempo ambas
criaturas, las espirituales y las corporales; es decir, la angélica y la
terrestre, y luego la humana, como criatura intermedia, compuesta de alma y de
espíritu." (Concilio de Letrán 1215, ratificado posteriormente por varios
Concilios de la Iglesia en el Siglo XIXI.
De acuerdo
con este definición conciliar, sabemos que los Ángeles fueron creados cuando
comenzó el tiempo y no desde la eternidad. Como criaturas que son de Dios,
fueron producidas por Su poder infinito y de la nada.
1. Naturaleza de los ángeles
Son seres
puramente espirituales, creados por Dios. Sin embargo, pueden tomar formas
visibles, como sucedió al Arcángel San Rafael cuando acompañó a Tobías en su
viaje (cf. Tb 5,12) o cuando después de la Resurrección y de la Ascensión de
Nuestro Señor, aparecieron ángeles en formas humanas (cf. Mc 16, 5 y Hch 1,
10). Sin embargo, los cuerpos que asumen los ángeles no forman parte de su naturaleza;
son meros instrumentos necesarios para comunicarse visiblemente con los hombres
y cualquier acción humana que parezcan estar realizando, es sólo apariencia. "Ustedes
me veían comer y hablar, pero sólo era apariencia"; dijo San Rafael
Arcángel a Tobías al final de su jornada juntos cuando le descubrió su
identidad (Tb 12, 19).
Los ángeles tienen inteligencia y
voluntad y son criaturas personales e inmortales (cf. Lc 20, 36). (NC #330)
Por ser
puramente espirituales e inmateriales, superan en perfección a todas las
criaturas visibles (NC #330). Así, ocupan el primero y más alto lugar en la
escala del universo creado. El hombre es segundo en la escala de las criaturas:
"Lo hiciste poco inferior a los ángeles"(Sal 8, 6). [Algunas
traducciones dicen "poco inferior a un dios", pues hubo un tiempo en
que se hablaba de los ángeles como "dioses".]
Los Santos
Ángeles también poseen extraordinaria belleza y esplendor. En una de sus
visiones del Apocalipsis, cuando San Juan vio un ángel en toda su gloria, creyó
que era Dios mismo y se postró para adorarle, habiendo sido corregido en su
equivocación por el propio ángel (cf. Ap 22, 8). Los ángeles suelen esconder su
gloria cuando se manifiestan a los hombres.
Entre todos los seres creados por
Dios, los ángeles son los que mejor reflejan las cualidades divinas (cL Cathechism
Explained, SpiragoClarke ©1899, 1921).
A veces, los
ángeles son representados como niños, para destacar su inmortalidad y su eterna
juventud; también con alas, para expresar su rápida movilidad y su prontitud en
llevar a cabo la voluntad de Dios; otras veces con arpas, para significar que
constantemente alaban a Dios; en otras ocasiones, sin cuerpo y sólo con cabeza
y alas para mostrar que son seres intelectuales.
Es bueno
hacer notar que los demonios o ángeles caídos, al igual que los ángeles
buenos, son seres puramente espirituales que no han perdido ninguno de
sus poderes angélicos. Perdieron, sí, la gracia sobrenatural al oponerse a
Dios.
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